
Antes de Vistalegre II
Lo que quisimos ser y no Podemos.
Somos lo que Podemos.
Después de Vistalegre II:
La hybris y la autocomplacencia se compadecen mal con la humildad.
La unidad viene de uno. No puede ser de dos, tres… Y cuantos más, menos.
Cuando de la unidad se quiere hacer un himno, algo más que una palabra escrita en la pared, se oyen tambores y cornetas.
A Podemos no le gusta llamar militantes a sus afiliados, pero ellos actúan como tales. Y quizás esté bien, por su propia cuenta.
El congreso sirvió para lo que suelen valer estos eventos: animar a la tropa, aunque en la batalla siempre hay derrotados y víctimas.
Para no tener puesto orgánico alguno, hay que ver lo que luce Monedero.
Íñigo Errejón no pudo disimular. Pablo Iglesias le abrazó siempre de espaldas.
