El presidente más breve del Parlamento español despide la legislatura y convoca nuevas elecciones.
Tras reconocer el fracaso de quienes recibieron un resultado electoral que obligaba al pacto y no lo consiguieron (si es que lo intentaron), invita a los ciudadanos a que insistan, a que vuelvan a participar, a que 
regresen a las urnas, porque todos los votos valen lo mismo y porque… “ese es el poder de los que no tienen poder”.
El voluntarismo optimista de Patxi López se torna depresivo, porque muestra la profunda falsedad del sistema democrático y la radical desigualdad de esta sociedad. Todos los ciudadanos tienen derecho al voto, pero solo algunos tienen otro poder, se supone (y se constata), superior.
Ante tal situación cabe temer (se puede estar seguro) que quienes tienen el otro poder tratarán de imponer su voluntad sobre los que sólo tienen el poder del voto.
