
La reflexión de César Rendueles en torno a las nuevas tecnologías, que tituló Sociofobia, fue acogida con tanta sorpresa como entusiasmo. Sobre una materia de la que todos hablábamos mediante conjeturas y, en el mejor caso, intuiciones, cabía un análisis, por encima de todo, complejo y apasionante. La crítica aupó a aquel trabajo a mejor ensayo del año (2013) y el autor se convirtió en una referencia en torno a aquella y otras materias.
Tras leer la Sociofobía de César Rendueles concluí que “sin ser un ejercicio de mera provocación, tiene el valor del revulsivo que obliga a dudar y a repensar más que a concluir. Partiendo de análisis tan agudos como bien (y a veces, irónicamente) documentados, el ensayo propone perspectivas y paradojas que remueven los cimientos de las estructuras de pensamiento no solo más convencionales sino también más sólidamente establecidos. Y todo ello, desde una perspectiva argumental coherente y una posición ideológica nítida en su complejidad”.
Al concluir la lectura de Capitalismo canalla. Una historia personal del capitalismo a través de la literatura he sentido que aquellos juicios definían, en realidad, un estilo, un modo de abordar la complejidad de la realidad con una perspectiva extraordinariamente sugerente: el de César Rendueles.
No se trata, ni aquí ni allí, de un tratado de corte académico sino profundamente cultural: basado en el bagaje del pensamiento transmitido a través de la creación literaria y de la reflexión filosófica, del humor y la interrelación entre la documentación y la capacidad crítica, el análisis y la interrogación.
Este es, además, en toda su enjundia, un libro ameno, divertido incluso, en el que abundan el humor y la ironía; que deja al lector enredado en interrogantes que apremian (qué pensar, qué hacer) después de haber asistido al asedio y el desmantelamiento de propuestas que han orientado y aún orientan la acción política (no solo la más reaccionaria, sino muchas veces la pretendidamente progresista).
Tiene este libro, después de todo lo dicho, algo aún más destacable: concluida la lectura, queda abierto el debate. El de uno consigo mismo y con lo que leímos y leeremos, conversamos y conversaremos.
Consten algunas notas entresacadas casi al azar:
- “Si el origen del comercio tiene que ver con los buscavidas, el del trabajo asalariado está relacionado con los mendigos”.
- “El interés de todas las naciones ricas consiste en que la mayor parte de los hombres no puedan estar desocupados casi nunca y que, sin embargo, gasten continuamente lo que ganen. (…) En una nación libre en la que no se permite la esclavitud, la riqueza más segura consiste en una multitud de pobres laboriosos” (Bernard Mandeville).
- “La democracia no tiene tanto que ver con ponerse de acuerdo como con pensar en común”.
- “Mírate en este espejo, / siglo soberbio y necio, / que el camino hasta entonces / del pensar renacido señalado / abandonaste, y hacia atrás marchando,/ del retornar te jactas, / y adelantar lo llamas” (Leopardi).
- “Deseamos vivir nuestra vida individual con autonomía, como un proyecto que debemos construir y dotar de sentido. Pero, por otro lado, es imposible desarrollar un auténtico proyecto de emancipación política en un contexto social fragmentado. Las relaciones sociales débiles o puramente formales, como la ciudadanía, no son suficientes para que la democracia formal dé lugar a una vida buena digna de tal nombre. La transformación política liberadora tiene condiciones sociales que la propia liberación dinamita. La revolución es un billete solo de ida. Si no hay Dios que nos salve, ni zar que nos proteja, ni príncipe que nos mande, ni cura que nos pastoree sólo queda el sinsentido de un mundo frío e incomprensible” (En referencia a Dostoievski).
- “Cuando (Hesíodo) describe las tareas que debe realizar el campesino diligente parece como si estuviera repasando el organigrama de una transnacional alimentaria: arar, sembrar, segar, podar las viñas, levantar edificaciones, fabricar herramientas, cortar y trabajar la madera, construir arados, cuidar de los bueyes y el ganado, esquilar las ovejas, cardar la lana, buscar forraje, adiestrar a los perros, amasar el pan, almacenar el grano… La idea de que una persona podía o debía dedicar treinta años de su vida laboral exclusivamente a realizar una única tarea muy simple que, además, por sí sola no sirve para nada, lea hubiera resultado absurda a prácticamente cualquier persona que viviera en una sociedad anterior a la revolución industrial. Hoy el trabajo complejo tradicional es más bien un destino trágico”.
- “Si el esclavismo fue el tubo de ensayo laboral del capitalismo, el imperialismo fue la herramienta a través de la cual se globalizó”.
- “Los nazis declaraban un profundo aprecio por la magia, el ocultismo y la parapsicología”.
- “El desarrollo de las estructuras básicas del estado social europeo –la sanidad pública, los subsidios del desempleo, los sistemas de jubilación–, que hoy nos resultan modestas, limitadas y aburridas, requirió de un inmenso entusiasmo político. De hecho, fueron tachadas hace poco más de cincuenta años de locuras utópicas. / La derrota del fascismo fue un momento de efervescencia social, no solo individual, que emergió de forma de forma completamente inesperada deasde la más absoluta desesperación, desde el mayor envilecimiento que la humanidad había conocido”. (Referencia a Primo Levi: “Y así lo contó un joven quimico italiano superviviente de un campo de exterminio nazi”).
- “El desarraigo, el fracaso estrepitoso de los modelos sociales que habían dictado la normalidad capitalista puede conducir a una reivindicación espontánea, tácita, de la posibilidad de la vida igualitaria en común. Sí, es un escándalo: se llama democracia. Y durante la segunda mitad del siglo XX esa experiencia escandalosa viajó como un rayo de Praga a París, de México D.F. a Santiago de Chile, de El Cairo a Dar es Salaam, de Berkeley a La Habana”. (Nueva referencia a Primo Levy).
- “El consumismo ha destruido cínicamente un mundo ‘real’ transformándolo en una irrealidad total, en la que ya no hay elección posible entre el bien y el mal” (Referencia a Pasolini).
- “No solo dejamos que controlaran el mundo personas que mantenían una relación patológica con la realidad social. Hicimos lo imposible por vivir como ellos. El consumo de masas es una pálida imitación aspiracional del estilo de vida de los ricos tal y como lo imaginan para nosotros los suplementos dominicales de los diarios”.
- “En una época de trabajos precarios donde la ideología política es un chiste sin gracia, llegamos a ser lo que podemos permitirnos consumir. Nos definimos por la lista de la compra”.
- “La desregulación capitalista que comenzó en los años ochenta era una bomba de relojería, el equivalente económico de un proceso tumoral acelerado con anabolizantes financieros. La cuestión nuca fue si la economía global iba a implosionar, sino cuándo iba a hacerlo”.
