
El logotipo de unas jornadas[1]. Solo eso. ¿Alguien desee saber cuántas cosas se pensaron hasta conseguir un simple dibujo que sirviera de rúbrica a las actividades de Las Hurdes desde Buñuel?
Nada indescifrable: una cabra de dos cabezas con las patas delanteras separadas y las traseras, juntas, en la misma perspectiva. Las cabezas aparecen en el cartel de las Jornadas llenas de nubes, como la muchacha a la que cantó Pablo Guerrero.
Sin embargo, la cabra representa el símbolo mayúsculo de Las Hurdes, tierra sin pan, por lo evidente y por lo controvertido: ¿verdad o mentira?, ¿realidad o ficción? El logotipo quiso, pues, coger el tema de fondo… por los cuernos.
El dibujo es también una H, que en el cartel aparece cubierta de vegetación y monte. Y es, al mismo tiempo, una B o un puente que invita a transitar de lo pasado hacia delante, o unas montañas viejas, erosionadas; o tal vez, un recuerdo de la casa tradicional hurdana, curva, con tejados que se asemejan al caparazón de un crustáceo.
Y todo ello apoyado sobre una línea ondulante, como el agua que, aquí, vuelve a reflejar el verde dominante.
Pero ya está dicho, es un logotipo, un dibujo. Quizás solo eso. Y lo diseñó Fernando Santos.
No más.
