La política es un concepto en muchos aspectos ajeno al uso o la práctica política. Sin embargo han sido éstos los que se han impuesto en el lenguaje cotidiano e incluso en el debate público. Hasta la academia se ha visto contaminada. Han surgido así los politólogos, ese espécimen que maneja las claves o el know how de la acción política.
Así se pasado de la política como instrumento de la organización social, a la política como medio para alcanzar el poder y, ahora, a la política como ejercicio de simulación con fuego real. Al principio, primaban los objetivos y los medios; luego, la organización y la conspiración; ahora, la banalización del discurso y la videoconsola.
De lo último no estoy seguro, pero advierto del riesgo de este camino en el que los conceptos se devalúan o se subordinan a las apariencias.
