Rosas y espinas

«Aprendiz de gigoló». John Turturro, 2013

Por el acusado sexismo que ha presidido buena parte de su historia, el cine ha abordado con mucha menos frecuencia el tema de la prostitución heterosexual masculina que el de la femenina. Y lo ha hecho casi siempre refugiándose en el terreno del humor, como recurso pudibundo para suavizar la crudeza de un asunto que cuando se centra en la mujer ha sido abordado mil veces y desde todas las perspectivas posibles.

A ese procedimiento se suma inicialmente también John Turturro, guionista, director y protagonista de Aprendiz de gigoló, poco afortunada traducción española del original, Fading gigoló, que refleja mucho mejor lo que va a ocurrirle al personaje a lo largo del relato. Porque resulta un tanto disparatado, aunque divertido y sugerente, que el casi anciano Murray (Woody Allen), que acaba de cerrar una librería de viejo heredada de sus mayores, se empeñe en convencer al tampoco demasiado joven ni apuesto Fioravante (Turturro), dependiente en una floristería, para que se dedique a satisfacer, o por lo menos a consolar a mujeres que requieran sus servicios, y que el propio Murray se encargará de proporcionarle. En palabras del sorprendido Fioravante, que se convierta en puto y su amigo haga de chulo, a cambio de la correspondiente comisión, variable según las circunstancias pero bastante elevada en general, porque el tal Murray, con su labia incontenible y sus trapacerías verbales, es un pillo de cuidado.

Burla burlando, el exlibrero consigue a su amigo varias clientas de muy buen ver, empezando por su dermatóloga, la doctora Parker (Sharon Stone) y una amiga de ésta, Selima (Sofía Vergara), también acaudalada, de carácter independiente, con tendencias dominantes y dispuesta a aceptar su propuesta de organizar un trío con Fioravante.

Otra usuaria de los servicios de éste, sin embargo, va a desencadenar lo que se convierte enseguida en conflicto fundamental de la película: Avigal (Vanessa Paradis), una hermosa viuda judía, todavía joven pero ya cargada con seis hijos por mor de las costumbres de su pueblo, silenciosa, dada a reflexionar sobre el amor y el sufrimiento, las rosas y las espinas, horrorizada ante la sinuosa sugerencia que le hace Murray pero dispuesta a probar, dada la tremenda soledad en que se halla.

El encuentro entre ambos, con la espléndida escena del casto masaje, en la que los dos tiemblan al unísono y ella acaba llorando estremecida, da paso a una tierna historia de amor que parece destinada a cambiar sus vidas para siempre. De hecho, es cuando el gigoló del título empieza a hacer ‘fading’, a palidecer y disolverse en un sentimiento más hondo. Pero Avigal tiene un admirador, que ejerce de policía de las buenas costumbres en el barrio judío y se muestra dispuesto a hacerse con ella a toda costa…

No era fácil encontrar a esta historia un desenlace que no fuera ñoño, y Turturro hace lo posible por evitarlo, recurriendo a varios pretextos no del todo explicados y reservando para Murray y Fioravante un final abierta y voluntariamente enloquecido.

Sin ser una obra redonda, por culpa de los saltos y pequeñas lagunas de guion, sobre todo, ni estar probablemente a la altura de otras de su autor, como Illuminata (1998), Aprendiz de gigoló es una de esas películas que ya apenas se hacen, y menos en los Estados Unidos. Una película de sentimientos en medio de las bromas, llena de miradas y silencios, unas veces dramáticos y otras cómicos, que se ve con gusto, si se le pide al cine algo más que ruidos y efectos aparatosos. Y que, no se sabe si por iniciativa del director o por influencia de su admirado Woody Allen, contiene unas escenas entre divertidas y demoledoras sobre los hábitos, costumbres y vicios de la comunidad judía ortodoxa asentada en un barrio de Nueva York.

 

 

 

FICHA TÉCNICA

Título original: «Fading gigoló». Dirección y Guion: John Turturro. Fotografía: Marco Pontecorvo, en color. Montaje: Simona Paggi. Música: Abraham Laboriel y Bill Maxwell. Intérpretes: John Turturro (Fioravante), Woody Allen (Murray), Vanessa Paradis (Avigal), Liev Schreiber (Dovi), Sharon Stone (doctora Parker), Sofía Vergara (Selima), Tonya Pinkins (Othella), Jade Dixon (Cee Cee). Producción: Antidote Films (Estados Unidos, 2013). Duración: 90 minutos.

 

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