La amistad en tiempos del cólera

«A cambio de nada». Daniel Guzmán, 2015

Traumatizado por la violenta separación de sus padres, el adolescente Darío se va de casa, refugiándose en la complicidad con su vecino y amigo de la infancia Luismi para practicar pequeños hurtos en supermercados y otras fechorías que los hacen sentirse importantes y vengar de algún modo la desatención de los adultos que los rodean. Sobre todo al primero, porque Luismi, de cuya familia sabremos poco, es un gordote bonachón y de apariencia conformista, que sigue fielmente a su amigo aunque esa lealtad le cueste más de un disgusto.

Poco a poco, la singular rebelión de Darío contra todo lo establecido lo lleva hacia terrenos cada vez más comprometidos, en los que cuenta con la ayuda del veterano y peculiar Caralimpia, propietario de un taller de reparación de motos que no desdeña la oportunidad de robar alguna, lo que le acarreará serios problemas, y después de Antonia, una anciana afable, dedicada a recoger enseres viejos de los contenedores de basura para venderlos en su pequeña tienda del Rastro madrileño. Caralimpia, con su particular filosofía de la vida, que lo hace sentirse un triunfador cuando en realidad es un marginado, víctima de la funesta organización de la sociedad actual, y Antonia, con su carencia de familiares sobre los que volcar sus afectos y su dedicación a una actividad callejera y casi clandestina, serán para Darío los sustitutos al menos temporales de la familia que ya no tiene y añora con todas sus fuerzas.

La descripción de la desolación de dos jóvenes arrojados a la periferia del sistema dominante –que remite, quizá sin querer, a precedentes tan ilustres como Llamad a cualquier puerta (Knock on Any Door, 1949), de Nicholas Ray; Los 400 golpes (Les quatre cents coups, 1959), de François Truffaut; Los golfos (1959), de Carlos Saura, y a ejemplos más recientes, como Barrio (1998), de Fernando León de Aranoa, o Hermosa juventud (2014), de Jaime Rosales– es seguramente lo más destacado de esta ópera prima de un actor muy popular por sus intervenciones en series de televisión y que ya había debutado en la dirección con el interesante y premiado cortometraje Sueños (2003), también sobre el universo de la adolescencia.

Después de varios años de maduración del proyecto y de una concienzuda labor con las intérpretes, Daniel Guzmán maneja con soltura las peripecias de sus dos protagonistas, explotando un sesgo autobiográfico que ha reconocido él mismo sin reparos y bordeando constantemente los límites de la verosimilitud o del tópico en muchas secuencias, sabiamente interrumpidas justo a tiempo merced a una cuidadosa y sabia labor de montaje. Con un tratamiento que bebe de las fuentes del realismo social con pinceladas de comedia, Darío y Luismi vagan a su aire por los límites de un mundo radicalmente injusto, azotado además por una crisis que supone la miseria para muchos y la riqueza descontrolada para los delincuentes que lo gobiernan, y tratan de hacerse un hueco que les es sistemáticamente negado por fuerzas e intereses que ellos ignoran. Solo pretenden sobrevivir con dignidad, o por lo menos con autonomía, encontrar unos afectos que han perdido sin que puedan explicarse por qué y ampararse uno en el otro para no tener que afrontar en solitario una vida que les resulta hostil.

Ese canto a la amistad –que, como asegura el título, lo da todo a cambio de nada– es el eje sobre el que gira la acción de esta película que no parece en modo alguno primeriza, que está dedicada a los padres del autor y que encuentra su punto más débil en el hecho de que, al subrayar que los problemas del protagonista obedecen casi exclusivamente a la separación de sus progenitores, haciendo quizá demasiado hincapié en el asunto de las llamadas familias desestructuradas, puede adquirir un cierto tono moralista, aunque sea de forma involuntaria.

 

 

FICHA TÉCNICA

Dirección y Guion: Daniel Guzmán. Fotografía: Josu Inchaustegui, en color. Montaje: Nacho Ruiz Capillas. Intérpretes: Miguel Herrán (Darío), Antonio Bachiller (Luismi), Felipe García Vélez (Caralimpia), Antonia Guzmán (Antonia), Luis Tosar (padre), María Miguel (madre), Fernando Albizu (dueño del almacén), Miguel Rellán (director). Producción: El Niño Producciones, La Competencia, La Mirada Oblicua, Ulula Films (España, 2015). Duración: 97 minutos.

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