El caso de la UGT es otro golpe sobre la línea de flotación de la izquierda, aunque lo sea directamente sobre la de un sindicato. Y lo es no por lo sorprendente, sino por lo previsible.
La izquierda integrada ha gestionado sus propios asuntos y su actuación en las instituciones con unos criterios sustancialmente degenerativos: utilizando el servicio público (e incluso el propio concepto de servicio público) como un camelo paternalista que ampara privilegios y, a la postre, corrupción.
Los sindicatos han estado en ese frente de una manera muy singular. Su comportamiento en los medios de comunicación públicos, como en estas páginas se ha esbozado y analizado repetidamente, es solo un ejemplo repetido en muy diferentes situaciones.
Sólo así se explican la burocratización, el crecimiento de las plantillas, el clientelismo o las inversiones en dotaciones e instalaciones de nuevo y viejo cuño. Nada de esto se podía justificar por la contribución de los liberados sindicales en las estructuras orgánicas, por la suficiencia de las cuotas, por la capacidad para generar prestaciones y recursos a los afiliados y a los trabajadores en general. Tampoco por la capacidad evidente de las cúpulas directivas,
Bastaban la abundancia de las ubres institucionales y el apetito mamatorio de de las criaturas acomodadas a sus pechos.
Los máximos dirigentes sindicales, y los mínimos, lo sabían y lo argumentaban: sin fondos públicos las organizaciones sindicales no existirían (se puede decir lo mismo de las políticas y de otras denominadas sociales, de cooperación, etc.). No había otra.
Y ellos, los dirigentes máximos y los mínimos ni siquiera se plantearon otras opciones: por ejemplo, introducir criterios de gestión que aminoraran las dotaciones públicas (se hizo sistemáticamente lo contrario) y, por supuesto, impedir el procedimiento de la coima: por cada proyecto o actividad, como mínimo, una comisión para la estructura de la organización.
Ellos eran/son un servicio público.
Aceptado lo anterior, podemos llegar a cualquier extremo. Y se ha llegado. Vamos a saber mucho más en los próximos días.
