Todo vale: la inmoralidad como ideología

“El concejal Zapata contrata como asesora de distrito a la pareja con la que abortó con 50.000 euros”- Con este titular abrió ayer el digital apodado El Español, del que es director Pedro J. Ramírez.

baconEl propio Zapata respondió en twiter: “Gracias por convertir el hecho más doloroso de mi vida en espectáculo para atacar un proyecto político”. Y añadió: “Nuria S. no es mi pareja desde hace años. Lleva trabajando en políticas públicas toda la vida. Tanto para el PSOE como para el PP”.

Horas más tarde el susodicho periódico modificaba su titular: “El concejal Zapata contrata como asesora a su expareja por 50.000 euros”. También corregía en parte la información inicial, aunque incluyendo (ahora ya sin razón alguna) la referencia a un artículo firmado por Guillermo y Nuria, los dos protagonistas de la información, en elDiario.com. En él reivindicaban el derecho al aborto, en vísperas de unas jornadas de protesta contra la entonces inminente reforma de la ley vigente, en la etapa de Alberto Ruiz Gallardón como ministro de Justicia.

Si la contratación de la expareja del concejal podía tener algún punto polémico, la información del periódico de Pedro J. solo buscaba una tan burda y repugnante que sólo puede corresponder a alguien que ha hecho de la amoralidad su propia ideología.

imagen-112Por eso, en esta ocasión, frente a una información que quizás hubiera merecido un debate riguroso (si hubiera aportado información suficiente para valorar el caso y no solo el mero dato del contrato), no cabe otra cosa que la adhesión a dos personas que expusieron con una dignidad ejemplar y en un contexto oportuno el conflicto personal que tuvieron que afrontar y al que se ven abocadas numerosas mujeres o parejas; y más aún habrían sido si la ley se hubiera modificado en todos los términos que se plantearon.

Ese comportamiento meritorio como ciudadano no convierte al político en ejemplar (aquí se ha discutido otras decisiones suyas y se habría podido debatir sobre la contratación), pero el modo artero y vomitivo de ataque invalida la acusación. Solo descalifica a quien la suscribe. Y en última instancia, al director de la publicación, porque en este caso, como tantas veces él mismo ha reclamado, no basta con la modificación parcial, ni siquiera con la excusas.

Él fue el responsable:

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Y ahora perseguirán a Zapata (le persiguen de hecho, desde la Audiencia Nacional,  como a los titiriteros) por sus tuits…

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