Política y medios: no hay “viceversa”

Los medios de comunicación responsabilizan a los partidos políticos de comportamientos y actitudes que ellos mismos alientan. Los medios de comunicación se desentienden de la deriva populista, la espectacularización y la banalidad, de la nueva y la vieja política. Los medios de comunicación se sienten ajenos a las deficiencias del sistema democrático que ellos denuncian.

Los medios de comunicación son, hay consenso a ese respecto, un elemento central de la acción política en estos tiempos.

Sin medios de comunicación no hay democracia, dicen unos. Con estos medios de comunicación la democracia es inevitablemente imperfecta, dicen otros.

Estos días de tanto trajín político–mediático las críticas a los agentes políticos se disparan; no hay viceversa, no se admite.

– ¿Ayudarían ustedes, lectores con mejor opinión que la del que suscribe, a poner ejemplos?

television-influenciaSe ocurren unos pocos, a modo de sugerencias:

Los partidos estaban obligados al pacto, se decía hace algunas fechas; tras el pacto habido –sin más calificativos–se reprocha a sus actores haber cedido respecto a algunas posiciones de partida. ¿Qué se les pedía entonces?

En pleno proceso de negociación –o lo que fuere–, quienes dedicaban horas a debatir sobre lo que no sabían reprochaban a los partidos en trance su sobreactuación cuando comparecían ante los medios. ¿No eran ellos los que lo exigían?

Reclamando a tiempo y a destiempo la necesidad de consenso, se elogia el valor de la hemeroteca como arma arrojadiza contra el que cambia de opinión e incluso de expresión.

Las llamadas a la reflexión y al sosiego que demanda el proceso se acompañan de programas y actitudes que solo ejercitan la confrontación, casi siempre mediante la descalificación, el grito o el desprecio. ¿Son compatibles?

Y todo eso, antes de entrar en materia… O sin entrar en ella, que maldita falta hace cuando ya se conocen los intereses y los aprioris de quienes detentan en exclusiva –o eso parece–la legitimidad de la crítica.

En definitiva, si no es esta la política que la ciudadanía “necesita”, ¿son los medios que reclaman su transformación los que esa misma ciudadanía “requiere”?

En definitiva, ¿a quién le importa, por encima de los intereses de la casta a la que pertenece, lo que está en juego?

Hay profesionales, sí. ¿Muchos? ¿Dónde?

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