Cuitas de los señores R, y S., en el precipicio

Al señor R. le proponen que forme gobierno y renuncia.

Se lo vuelven a proponer y vuelve a renunciar.

Se lo proponen al señor S. y al señor R. le sienta mal.

El señor S. propone al señor R. conversar sobre la situación y éste responde que lo que él pretende, de verdad, es formar gobierno.

el_perro_del_hortelano_1_497x205¿Se trata de la última versión televisada del perro del hortelano que ni come ni deja comer? Una versión, por supuesto, muy prosaica y alejada de la rima y el ingenio de Lope de Vega o Pilar Miró.

¿O es, tan solo, una estrategia para seguir más zombi que vivo o quizás para retrasar el acta de defunción?

Puede ser también que, como el senyor M., el señor R. sólo trate de proteger de barrotes o bar/ritas a tanto trincón afín y de escudarse a sí mismo, por lo que pueda pasar.

En eso estamos.

Artículo anteriorCuando falta cabeza, sobran manos
Artículo siguienteTodo vale: la inmoralidad como ideología