– ¿El señor Juan Cotino?
– Sí, ¿quién llama?
– Soy Jordi Évole, el director del programa Salvados, de La Sexta..
– No, no está él ahora
– ¿Cómo?
– Él no está.
– Pero si me ha dicho que es usted.
– No.
– ¿Cómo que no?
– Soy su hermano.
– Ah, usted es su hermano…
– Sí.
– Pues tiene una voz muy parecida…
– Pues sí, por eso somos hermanos…
¡Enorme momento televisivo! Fuera Juan o no, daba igual. Porque, después de aquel instante surrealista, llegó el delirio hiperrealista: ya sin teléfono, distancia u ocultación, Cotino, (Juan, sin duda) y Évole (Jordi, del que no la hubo nunca) se encontraron cuerpo a cuerpo. Y el político pepero, valenciano, opusdeísta y meapilas balbucía, exhibía su sonrisa mojigata, giraba cual peonza sin escapatoria, pedía auxilio, huía y callaba, callaba, callaba con la boca abierta… buscando aire.
Debe verse. Como mínimo, el episodio Évole-Cotino (sexta parte). La indignación se ve compensada con el descojono, como un ejercicio purificador contra la barbarie.
Por este episodio Juan Cotino merece figurar entre los candidatos a Pavo del año. Se suma a la lista.
Candidatos a Pavo del Año 2013 ya seleccionados:
