
Desentierran los restos de Salvador Allende para saber si fue asesinado, rematado por uno de sus guardaespaldas o si se suicidó. Los sueños no se exhuman, sólo se exhuma la decepción. El tiempo inexorable impide la justicia. Queda el derecho a la memoria sin mentiras. Para ese ejercicio también puede ser tarde.
