Tensacalma está dispuesta a llevar a la pantalla un nuevo programa televisivo. Puede ser un reality show, un concurso al estilo de La Voz (más adecuado que Operación Triunfo) o, si se prefiere, un programa informativo, a ser posible sin tertulianos.
Se buscan políticos decentes.
Ese sería el título y ya está todo dicho, salvo que no se trata de denigrar a la clase política, sino de rescatarla del descrédito en el que ha caído y en el que a diario la empujan voluntaria o involuntariamente demasiada gente y, en especial, muchos profesionales que se instalan en su propio púlpito o se camuflan en el retablo con santa Juana de Arco.
Por eso Tensacalma no está dispuesta a desarrollar otro formato denominado Se buscan tertulianos decentes.
Esta productora audiovisual apuesta por lo posible, aunque resulte difícil, porque eso le da un plus de valor o mérito. Intentar lo imposible sólo conduce a la melancolía. Y eso, ni hablar.
O sea, encontrar polìticos decentes es una necesidad; lo de los tertulianos, no (mejor, evitarlos).
