Tropiezos por la izquierda

Yolanda ejerce de líder. Quiere demostrar su poder. Y no le pega. ¿A qué esas carreras para marcar posiciones respecto a la inversión saudí en Telefónica? ¿A qué ese afán por remarcar su singularidad, relegando su actitud dialogante con la que ganó tanto prestigio? De la prudencia pragmática, al cacareo. ¿Qué hacía una vicepresidenta del Gobierno, más alborozada que sonriente, con un prófugo de la justicia?

Por su parte, Podemos ejerce de Podemos. Antes de que comience la negociación que asegure una mayoría capaz de gobernar, por si no fuera bastante el temporal reinante, lo que queda de Podemos (dentro de Sumar) vuelve al monte para reclamar el ministerio de Igualdad para Irene Montero, dos días después de la reducción de pena a uno de los miembros de la manada.

Hay veces en las que el cainismo de la izquierda brilla por su terquedad. De esta guisa y con la que está cayendo, más allá de la investidura, ¿quién quiere gobernar en España? ¿Alguien podrá?

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