Trump tuvo padrino

“La riqueza no se reparte sola”. Lo ha descubierto en estos últimos años el Fondo Monetario Internacional. No lo sabía.

Gracias a supuestas ignorancias de similar calado, alimentadas durante muchos años por la ideología que emanaba del FMI, el pensamiento conservador avanza y atropella de manera imparable todo lo que encuentra a su paso.

El arrepentimiento parece razonado. “El crecimiento sólo ha beneficiado a unos pocos”, reconoce; y por ello, propone, “la globalización debe ser diferente, no debe ser ese impulso por el comercio como hemos visto históricamente, debe tenerse en cuenta la inclusión, la determinación de que funcione para todos, debe prestarse atención a aquellos en riesgo de quedarse atrás”.

Antes se le hacía caso. Los gobiernos se amparaban en sus observaciones y dictámenes. Eran el dogma. Ahora el FMI ha caído en un profundo desprestigio. Y en la melancolía Sus enmiendas pasan desapercibidas, resultan ridículas. No interesan.

El pensamiento progresista acude al FMI y al Papa. Lo hacen en defensa propia. Carece de otras armas.

Donald Trump se hace con el poder en el reino del mundo.

¡De locos!

Artículo anteriorA este ministro le sobra Cultura
Artículo siguienteLeonard Cohen hasta la muerte