He venido de excursión a Cataluña. A disfrutarla. Regresaré a casa con el regusto de un lugar, de gentes y paisajes, que quiero y, con frecuencia, canto, aunque con mala pronunciación. Pero también con las ideas más claras sobre lo que los catalanes eligieron en las últimas elecciones, sabiendo lo que quiere la Generalitat o lo que le piden sus asesores.
Todo un plan, el que los consejeros (no confundir con consellers) del President Mas han elaborado. No dejan el más mínimo boquete al descubierto: contrato único, descentralización de la negociación colectiva, salarios sensibles a las circunstancias económicas, presión fiscal no discriminatoria entre los diferentes tipos de renta, copago en sanidad, educación y justicia; servicios públicos a cargo de empresas privadas; en las prestaciones sanitarias, cobro de las no catalogadas, externalizaciones, sistema de cheque; modelo de financiación y fiscal similar al vasco, sistema financiero propio; redimensionamiento del sector público y supresión del contrato fijo; intervención de las patronales en los planes de estudio universitarios.
Las cosas claras… ¿Mas?
El PP puede pensar… ¿Más?
