Biografía del desasosiego

Estaba entre mis lecturas pendientes, que son tantas que tiendo a darlas por irrecuperables. Esta vez ha venido el premio Nobel a sacudir la lista de mis olvidados. Así he sacado de mis inéditos a Patrick Modiano, sobre el que había leído críticas espléndidas, incluso apasionadas, de personas en las que confío.

En ese contexto me he enfrentado a Un pedigree, una novela corta, de 2005, en la que Modiano parece describir su autobiografía, desde la infancia hasta la conclusión de su primer libro o, si se prefiere, hasta los 21 años; es decir, por lo uno y lo otro, hasta su mayoría de edad.

Este ejercicio de memoria, tan austero, tan aparentemente trivial, tan narrativo, desvela un paisaje aterrador, atormentado, de sobrevivientes anónimos o reconocibles y de desapegos, de soledad en medio de tanta gente, de desconfianza. Sin la más mínima concesión a la emoción (salvo en el fugaz recuerdo de la muerte de su hermano, aunque sin apenas explicación), los acontecimientos pasan y las personas se cruzan en un paisaje lleno de tipos que parecen caminar sin detenerse.

No se trata una obra juvenil, aunque sea la infancia y la juventud lo que retrate. Aquí hay mucho oficio de escritor. Un novel no podría asumir este desnudo literario, tan lóbrego, y sólo un autor maduro puede conseguir de ese esquematismo un ejercicio tan perturbador. ¿Qué París, qué Francia, qué familia, qué amistades generaba aquella sociedad? ¿Cuántas intrigas, cuantas ocultaciones, cuántas falsedades cobijaba aquel periodo?

Modiano no busca explicaciones. Simplemente, con un texto corto y frases directas, deja en el aire el desasosiego que se corresponde con un tiempo concreto que provoca una profunda huella. Ese es, precisamente, el gran tema de Modiano. O así me lo han contado.

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