
En un largo artículo en El País, titulado Almudena Grandes en primer plano, Fernando Aramburu rinde homenaje a su compañera de oficio y amiga de ejercicio. En él desgrana recuerdos y referencias personales y literarias de indudable interés.
Lo concluye en un tono urgente e intempestivo. Al recordar que “a Almudena Grandes le habían negado el título de hija predilecta de su ciudad», le bastan cuatro palabras para cerrar el debate:
“¡Hace falta ser tarugos!”.
Es lo que hay. Amén de zoquetes y zopencos.
