
Se desaparece sin saber por qué y se reaparece porque sí. Tocaba, podría decir, pero ¡qué más da! Me fui.
Aburrido de una actualidad tan deplorable como reiterativa, cansado de repetir obsesiones y argumentos, reducida la reflexión y la actualidad a un par de asuntos, sin necesidad de decisión alguna, acabé sumido en mis cuarteles de invierno cuando empezaba a despuntar el verano.
Algunos empeños de este tiempo encontrarán acomodo en este Lagar a medida que la prudencia permita recuperar lo pasado o a desvelar lo pendiente. Habrá que verlo.
Por lo demás, de lo que verdaderamente importa nada ha cambiado, por mucho que el Gobierno y El País anuncien la resurrección del muerto o un nuevo diseño del colorín. Una coincidencia que se antoja mucho mayor al leer el titular de la portada: “España se despide de la recesión más larga de la democracia”.
Atrás quedan cuatro meses con otros empeños. Unos, concluidos, de los que ya se puede hablar; otros, por concluir, también tendrán su eco.
Había que volver.
