El PP amenaza a El gran debate (Telecinco) por comentar el caso Bárcenas y advierte a los tertulianos que osen seguir en esa línea con sentarlos ante los tribunales. Conclusión: al PP el programa en cuestión no le parece repugnante, sólo le repugna que se ocupe del caso Bárcenas..
Ese mismo día Informe semanal (TVE) dignifica a El gran debate con un programa repugnante sobre el caso Bárcenas.
– Si tiene a mano pastillas antivómito, puede verlo.
Por si no tenía pastillas, he aquí el resumen:
La presentadora anuncia el reportaje que abre el programa. Aseagura que, de las cuentas descubiertas en Suiza (con 22 kilos de euros), “el auténtico beneficiario sería Luis Bárcenas” y, a continuación, el abogado del interfecto alude a sus numerosas e importantes “actividades empresariales”. ¿Cuál es el problema?
Empieza el reportaje con el currículo del señor Bárcenas: cuentas ocultas, alusión al caso Gurtel… Intervienen dos socialistas, la portavoz en asuntos económicos y el secretario general: ella, sobre el caso de corrupción; él, acerca de la regularización fiscal de Montoro. Agotaron su turno. Replica la secretaria general del PP: en todo caso, dice se trata de un problema de Bárcenas.
Se muestran algunos titulares de periódicos. Un sujeto, Graciano Palomo, dice que, de existir algún problema, correspondería a otra etapa del PP y que ya se rechazó en los tribunales la vinculación del caso con la financiación del PP. (Si él lo dice…). El secretario general de IU sí habla de financiación irregular, mucho más rápido.
El reportaje entra en materia y explica que en España ha habido dos casos de financiación irregular de partidos: el caso Naseiro, del PP, sobreseído (sin más explicaciones), y Filesa, del PSOE, con varios condenados que acabaron en la cárcel. Y últimamente, el de UDC (Duran Lleida).
A continuación habla otro experto, Ángel Expósito, que navega sin encontrar puerto. Luego el reportaje asegura que a Camps se le declaró no culpable, mientras que el caso Campeón y los Eres de Andalucía preocupan gravemente a los ciudadanos.
La cosa crece en temperatura. Los reporteros concluyen que lo más grave de la historia de España en materia de corrupción fueron el caso Roldán, el de los fondos reservados y el de Filesa, todo bajo el gobierno de Felipe González.
Entonces se acuerdan de que el reportaje se centraba en Bárcenas, por lo que sacan a relucir las acusaciones de la campaña electoral catalana contra Mas y los Pujol. Y un tal Julio César Herrero afirma que “la corrupción no está generalizada”, como dicen los del 15M.
Vuelven a Bárcenas para asegurar que no tiene relación con Gurtel ni con el PP, que las cuentas son fruto de su actividad empresarial. Porque lo dicen ellos y el abogado del ínclito Bárcenas. Más pruebas: no ha declarado hasta 2012, cuando ya había abandonado el partido. (¿Por prescripción facultativa?).
El fiscal general del Estado pasaba por allí. Nada relevante. Se habla de los sobresueldos que Bárcenas entregaba a dirigentes del PP, según El Mundo, pero el reportaje tranquiliza: esa acusación ha sido rechazada y desmentida. Salen a escena la vicepresidenta y el presidente del Gobierno. Los reporteros zanjan la historia: el juez Ruz ya ha dicho que el verdadero beneficiario es exclusivamente… ¡Bárcenas!
Fin.
– ¿No se lo cree? Vaya a la farmacia, tómese la pastilla y véalo.
Tiempo.
– Y ahora, dígame: ¿por qué tenemos que pagar una televisión pública así? ¿Por qué sus profesionales (los que lo sean o si los hay) no impiden tropelías de este calibre? ¿Por qué los órganos de periodistas no intervienen?
– ¿Se acuerda usted de las bombas de ETA el 11M?
– ¿Cómo no? ¡Son ellos!
