La cruz de los latosos

No tendrá ningún efecto práctico, pero reconforta la reflexión que propone Luis García Montero en su columna titulada Serrat, publicada en El País:

«¡Cuánto celebraríamos que quien se ha despedido se fuera de verdad a casa y no se dedicase a crearles problemas a los suyos por un exceso de soberbia personal! Aquí nadie resulta imprescindible, excepto Miguel Ríos y Joan Manuel Serrat».

¿De quién habla? ¿De Felipe González, de Carles Puigdemont, de Donald Trump, de…? En este Lagar ya se apuntó algo parecido en otra dirección, hablando de Líderes tóxicos.

¡Qué cruz!

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