
Todos somos politólogos. Es mucho más sencillo que ser –y en estos últimos tiempos todos lo hemos sido– vulcanólogos, virólogos o meteorólogos, entre otros muchos saberes empíricos.
Cualquiera sabe de política, aunque casi nadie sepa de filosofía, de ciencia, de economía, de historia y de tantas otras materias imprescindibles para reflexionar sobre la sociedad y la realidad. Es decir, para comprender y decidir sobre los asuntos públicos.
La política no es un saber autónomo. Ni saber ni autónomo. Pero tiene éxito porque está al alcance de cualquier indocumentado. O eso nos hacen creer a los indocumentados.
Sí, los indocumentados tenemos derecho a participar en la vida púbica en igualdad de condiciones que cualquier supuesto documentado. Otra cosa es dar lecciones al respecto.
Faltan preguntas, sobran respuestas.
Y para hablar de política, mejor saber de filosofía, de ciencia, de economía, de historia y de tantas otras materias imprescindibles…
¿Por qué tertulias y tertulianos eluden esas cuestiones? ¿Porque la mayor parte solo sabe de política o, mejor dicho, porque la mayoría son indocumentados?
