Novela o poema de Ricardo Menéndez Salmón

 

Un día expliqué que había encontrado a Ricardo Menéndez Salmón demasiado tarde. En aquella ocasión  escribí, a propósito de Medusa, que el escritor gijonés era una voz rotunda en el panorama literario español. Al repasar aquellas notas, dudo sobre aquella definición y me siento en la obligación de consultar la RAE. “Rotundo. Dicho del lenguaje: Lleno y sonoro. Completo, preciso y terminante”.

Reviso el calificativo a la luz de su última novela, Niños en el tiempo, y concluyo que pudo ser correcta, pero insuficiente. Esta nueva y sugerente obra de Menéndez Salmón me ha parecido un monumento al sentimiento, a la ternura, a la belleza.

Intensidad, emoción, delicadeza. Así es esta obra en su argumento y, sobre todo, en su lenguaje, tan sencillo, tan sutilmente provocador, como la relación entre las tres historias que el lector completará solo en el último instante.

El desasosiego inicial se transforma en homenaje a quienes, anonadados por  el dolor, derrotados para siempre por la desgracia, reconstruyen su propia vida con silencio y dignidad aunque relegando los sueños a la memoria. Nada puede sobreponerse a la muerte. Tampoco la literatura. Pero esta sí puede transformar el abatimiento en armonía, sublimación, belleza.

Un libro o un poema.

 

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