Tambores de guerra

La guerra nos amenaza. Nos conmueven los muertos, pero nos preocupan los precios.

¿La muerte del tirano puede ser un acto de justicia? No resolvería nada. Aparecería otro. Peor aún: legitimaría a muchos.

La izquierda prefiere permanecer al margen de estos conflictos. Aboga por el desarme… a sabiendas de que eso, hoy, es imposible. Entonces, ¿cuál es su plan? Mejor: ¿hay otro plan?

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Resulta muy difícil explicar el por qué y el para qué de la batalla.

Habrá muertos, damnificados, desplazados… y perderán los pobres.

Se anunciarán restricciones y presiones supuestamente dirigidas contra gobiernos y gobernantes… y perderán los pobres.

Los países ricos se pelearán para aminorar las pérdidas de sus habitantes… y perderán los pobres.

La solidaridad verdadera la ejercerán las víctimas y quienes estén dispuestos a ser más pobres.

Crecerá la pobreza, se multiplicarán los pobres, se mostrará el señuelo de un futuro menos desigual que nunca llega, porque los que podrían propiciarlo no lo quieren y porque las mayorías que podrían exigirlo no están dispuestas a renunciar a su estatus.

Al cabo de este proceso resurgirán las fuerzas que responsabilizan de la pobreza a los pobres. Y algunos las creerán para olvidarse de que la igualdad es el objetivo primero del derecho, el primer derecho.

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